lunes, 16 de mayo de 2016

De la oratoria al rol

Llega la navidad, horas de tren, más horas de espera en una estación cualquiera, aburrimiento, más aburrimiento, tiendecita de libros, das una vuelta, no encuentras nada, más aburrimiento, revisas la tienda de arriba abajo... ¡¡¡Eureka!!!! Desde que me dedico a esto de ser “profe” y dar alguna que otra charla, me ha interesado todo lo relacionado con hablar en público y ser buen orador. El último libro 
que ha caído sobre mis manos por tan sólo 7 euros es: "Técnicas para hablar en público" Cottesman y Mauro.

Dos artistas de teatro que se dedicaron ha hacer cursos para empresarios sobre cómo hablar en público, les debió ir bien pues van y escriben un libro. Bien redactado, se lee fácil y cosas interesantes. Presentan "el método", una forma de prepararse para los actores desarrollada por Stanivlavski a finales del siglo XIX como forma de abordar las presentaciones en público.


Unos consejos para rol, desde fuera del rol, por Kenshin



El libro deja frases que me interesaron:

En lugar de concentrarse en cómo voy a decir algo, el actor experimentado se pregunta ¿Por qué voy a decirlo?

Toda comunicación tiene como objetivo persuadir

Los medios por los que se logran los objetivos se llaman acciones

Seguro que algunas de estas frases os han recordado a otra cosa ... a mi también.

Creo que Tristán que nos regalaba unas rápidas clases de teatro en SAS. Dos escuelas, los que les gusta "sentirse el personaje", y los actores que prefieren "aparentar el personaje". Me extiendo un poco en esto, puede ser interesante.

Digamos que antes de Stanivlavski (y muchos aun después de él) los actores consideran que el actor debe "meterse en la piel del personaje", hacerlo tan suyo que llore cuando el llora y ría cuando él ría (esto nos suena ¿verdad?).

Por otro lado, la otra escuela considera que esto no es lo que funciona, no importa lo que el actor "siente", importa lo que el actor "transmite", es decir, no es cuestión de que llores o rías, es cuestión de que transmitas la tristeza o la alegría. Debes transmitir el personaje al publico, así que debes conocerlo al dedillo, e interpretarlo, forzarlo incluso si es necesario, para que el publico capte al personaje, sus emociones. No se trata de que “sientas lo que siente el personaje”, evidentemente el actor no es el personaje. Pero tienes que aparentarlo, y si el personaje llora amargamente, tendrás que recordar algún suceso “amargo” de tu vida para llorar “como el personaje tiene que llorar”.

Esto de hacer psicoanálisis, muy de moda cuando se creó el método, es hoy en día “despreciado” por varios autores, pero lo importante está en el concepto de no pretender ser el personaje, sino de pretender “aparentarlo”, porque lo importante no eres tú, es lo que tu público percibe.

Como veis dos teorías (quizá en el fondo muy parecidas) que cambian las formas, como actor puedo "meterme en el personaje" o "transmitir el personaje". Evidentemente alguien puede pensar que el resultado final será el mismo, y es posible, posiblemente no podamos distinguir unos actores de otros en una buena obra teatral, pero no se trata de que hacen los actores, si no de que podemos hacer nosotros para mejorar nuestra “experiencia rolera”.

Volvemos al libro... No se trata de transmitir información, se trata de "afectar a la audiencia", toda charla debe tener una finalidad sobre la audiencia. No debes ser el orador, debes "aparentar" el "orador" que ellos necesitan. Si lo piensas bien, toda frase tiene siempre una finalidad de afectar al oyente, ya sea cuando pides un vaso de agua o cuando muestras tu tristeza por la derrota de tu equipo de fútbol, al final estas tratando de influir en el oyente, para que te traiga un vaso de agua o para que te de ánimos menospreciando haber perdido la final de la “champions”.

Quisiera centrarme en la interpretación, intentado evitar la famosa inmersión. Si nos fijamos, siempre nos han dicho que el rol funcionaba con el primer sistema, meterse en la piel del personaje, vivir sus emociones... si somos serios, esto es cuanto menos difícil, y lo es porque tienes que identificarte con una hoja de papel con números, pero lo es sobre todo porque es un reto personal, depende sólo de ti, puedes conseguirlo o no, pero depende de ti.

¿Y si lo viésemos de la otra forma? En el rol tienes que interpretar un personaje, debes conseguir que los demás perciban tus sentimientos, tu personalidad, que por medio de tu actuación conozcan a tu personaje e influir en sus personajes. Y si nos hubiesen dicho esta frase en esa primera página que todos los juegos de rol tienen, donde nos explican, bastante mal por cierto, qué es ese maldito libro que tenemos entre manos.

Eso suena diferente verdad, quizá no lo sea mucho a la hora de la verdad, seguro que es imposible diferenciar sobre el escenario a los buenos actores de uno u otro método, pero seamos serios, nosotros no somos buenos actores, y la cuestión es tratar de facilitar dicha actuación.

Puede que algunos vean fácil eso de meterse en el personaje, personalmente veo un reto mucho más interesante conseguir que los demás conozcan mi personaje. En el fondo puede ser parecido, pero no es lo mismo. No es lo mismo porque en una mesa habrá jugadores intentando interpretar sus personajes, mientras que en la otra habrá jugadores intentando "influir" en el resto de jugadores para que conozcan a sus personajes. Un ejemplo sencillo es el del mago tímido e introvertido. Un jugador que trate de “sentirse” ese mago, puede que pase la partida evitando cualquier conversación, siendo en cierta manera apático. Esta interpretación puede ser correcta dentro del personaje, pero fácilmente puede ser mal interpretada por los demás como “pocas ganas”. Ahora bien, si ese mismo jugador se propone conseguir que los demás “conozcan” a su personaje, si se propone “influir” en la historia, sin duda buscará diálogos y situaciones donde poder poner de manifiesto su timidez. Una persona realmente tímida nunca buscara situaciones donde “poner de manifiesto” dicha timidez, pero un “actor” que quiere que su personaje sea conocido, quiere interpretarlo, buscará las situaciones donde exprimir al máximo dicho personaje. Evidentemente, la situación en la mesa variará de un jugador a otro.

Evidentemente el cambio puede llevar a “interpretaciones forzadas”, a “sobreinterpretar” pero ¿acaso eso no es más divertido que no interpretar en absoluto? Además, es normal que esto ocurra si nos proponemos “influir” en los demás, no somos actores, no tenemos las “habilidades” necesarias para llevar a cabo fluidas y maravillosas interpretaciones, pero eso se irá puliendo poco a poco, lo importante es intentarlo.

Este cambio, pues, parece poca diferencia, pero es mucha, porque deja de ser algo personal para ser algo interactivo. Ahora tienes un objetivo claro, una audiencia y unas "cartas" que jugar. Y seamos serios, la mesa influye mucho. Si llegas nuevo a una mesa y te salen todos los jugadores recién venidos de la clase de arte dramático, en menos que mucho acabarás con el "to be or not to be". Ahora bien, si no interpreta “ni diós”, seguro que acabas abandonando tu fantástico acento sueco que llevas tres semanas ensayando. Es por esto que me ha parecido tan interesante la idea, cambiar la perspectiva, y construir la interpretación desde el punto de vista de "influir" en los demás, y no como algo personal y solitario. Sin duda, esto tiene más posibilidades de promover mesas más "dramáticas", por convertirse en una actividad necesariamente interactiva.

Para concluir siempre soy partidario de las cosas “más palpables”, creo que siempre es mejor “concretar” que quedarse en los alrededores, pues por mala que sea una decisión, siempre es mejor que no tomar ninguna, y siempre se podrá mejorar sobre ella. Por ello se me ocurre una mecánica para tratar de “ir metiendo” este sistema de interpretación en una mesa de juego. Usando los famosos PX (o lo que use tu juego como recompensa), vamos a proponer a los jugadores antes de la sesión que escriban una “cualidad” de la personalidad de su jugador, por ejemplo, tímido. Deben anotarla en secreto, en algún lugar que nadie vea. Al final de la sesión, el resto de jugadores tendrán una oportunidad para descubrir la “cualidad” de cada uno de los pj de la mesa. Quien descubra una gana algún Px, pero el jugador a quien le descubran la cualidad, como ha sido lo suficientemente bueno interpretando, lo premiaremos con un buen montón de PX.

Y eso es todo. Espero que os ayude a llenar de dramatismo vuestras mesa de juego.


1 comentario:

  1. No estoy de acuerdo con todos los puntos expuestos en el artículo, pero en líneas generales me parece muy interesante. El concepto de "transmitir" es, bajo mi punto de vista, más factible en una partida que el ejercicio de "inmersión". Sobre todo porque hay jugadores más limitados interpretando. Exponer la psicología y características de los personajes ante los demás creo que los hace más memorables, más únicos y a la vez, identificables. No obstante, creo que a veces hay que introducirse en su psicología, aunque solo sea para ciertas decisiones o reacciones "¿qué haría en esta situación?" Creo que solo podrás responder adecuadamente una pregunta así si logras empatizar con tu personaje.

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